Los estudios prospectivos de grandes series con distintas dosis de mantenimiento y marcadores distales estandarizados no existen, sin embargo actualmente existe evidencia acerca de la efectividad de la metadona como tratamiento a largo plazo de la adicción a opiáceos. Entre sus resultados se puede destacar un menor consumo de sustancias ilegales, menor implicación en actividades criminales y mejor funcionamiento social general. Por otra parte, la salud física y mental permanece más conservada y recuperada. Puesto que los pacientes en tratamiento con metadona presentan menos probabilidad de padecer problemas cardiovasculares, VIH, hepatitis C, hepatitis B y otros procesos infecciosos, así como una menor comorbilidad psiquiátrica. Este editorial pretende definir y guiar el posicionamiento terapéutico a la hora de abordar el manejo de personas con abuso o dependencia a opiáceos. Para fundamentar las pautas guía se han tenido en cuenta y revisado los principales estudios a largo plazo, análisis sistemáticos y aproximaciones meta-analíticas de la efectividad de la metadona. Por todo ello se recomiendan, con el máximo nivel de evidencia, los tratamientos de mantenimiento con metadona a pesar de las debilidades en cuanto a toxicidad y riesgo cardiovascular, y las dificultades de sedación y disminución del funcionamiento cognoscitivo, siempre teniendo en cuenta la historia clínica, el estado de salud general, y los deseos y preferencias del paciente.