Los programas de mantenimiento con metadona (PMMs) tuvieron gran expansión tras la aparición del SIDA y han sido el tratamiento de la dependencia de opiáceos mas evaluado, acumulándose muchos conocimientos sobre su efectividad. Aunque pocos estudios son controlados, otros muchos observacionales coinciden en mostrar su éxito en relación a la elevada capacidad de retención en tratamiento, la disminución del consumo de drogas, de las prácticas de riesgo en su uso, de la comorbilidad (VIH, hepatitis víricas), de la mortalidad y de la criminalidad asociadas, y la mejora en el empleo y de la calidad de vida del adicto. Dosis de metadona por encima de 80 mg/día y una amplia y accesible oferta asistencial con apoyos psicosociales se relacionan con mayor retención y disminución del uso de drogas, mientras que la comorbilidad psiquiátrica y la codependencia de sustancias (cocaína, benzodiacepinas) ensombrecen el pronóstico. En nuestro país, a pesar de su implantación durante los años 90, las evaluaciones sobre resultados de PMMs son en general parciales. Se concluye en esta revisión que los PMMs han demostrado ser un recurso válido para muchos adictos, tanto reduciendo daños asociados al consumo de drogas como, a menudo, constituyendo una auténtica estrategia terapéutica para la reinserción social y la abstinencia. Por tanto, deberán continuar teniendo un lugar destacado en el abordaje de la dependencia de opioides. Y habrán de concretarse variables pronósticas, oferta asistencial específica y su coste-efectividad.