RESUMEN Introducción: La prevalencia de la deficiencia de yodo en Turquía disminuyó significativamente después de la fortificación de la sal de mesa con yodo, pero podrían existir diferencias regionales. El objetivo de este estudio transversal fue evaluar los niveles de yodo entre los adultos residentes en Amasya.
Metodología: Este estudio, que incluyó a 232 adultos de entre 18 y 64 años, se realizó en un hospital público en Amasya. Los datos del estudio se obtuvieron a través de un cuestionario aplicado a los individuos mediante entrevistas cara a cara. Después de recoger la información general y las medidas antropométricas de los individuos que participaron en el estudio, se analizaron los niveles de yodo en la orina.
Resultados: El nivel medio de yodo en orina fue de 13.7±1.5 mcg/dL. El nivel de yodo del 99.6% de los participantes fue normal y el 64.9% de ellos utilizaba sal yodada. El consumo de alcohol y el índice de masa corporal mostraron una diferencia estadísticamente significativa según la clasificación del nivel de yodo en orina (valor mediano). En individuos que consumieron sal yodada, la frecuencia de aquellos con niveles de yodo en orina por encima del valor mediano fue mayor en comparación con aquellos que no la consumieron.
Conclusiones: Este estudio muestra el estado de yodo de los adultos que viven en Amasya. En futuros estudios, también se debe evaluar la ingesta dietética de yodo de los individuos y examinar el estado de yodo en grupos vulnerables como embarazadas, lactantes y ancianos.
ABSTRACT Introduction: The prevalence of iodine deficiency in Turkey significantly decreased after iodine fortification of table salt, but regional differences may still exist. The objective of this cross-sectional study was to assess the iodine levels among adults residing in Amasya.
Methodology: This study, which included 232 adults aged 18-64 years, was conducted in a public hospital in Amasya. The study data were obtained through a questionnaire form applied to individuals through face-to-face interviews. After taking general information and anthropometric measurements of the individuals participating in the study, urinary iodine levels were analyzed.
Results: The mean urinary iodine level was 13.7±1.5 mcg/dL. Iodine status of 99.6% of the participants is normal and 64.9% of them use iodized salt. Alcohol consumption and body mass index showed a statistically significant difference according to urinary iodine level classification (median value). In individuals who consume iodized salt, the frequency of those with urinary iodine levels above the median value is higher compared to those who do not consume iodized salt.
Conclusions: This study shows the iodine status of adult individuals living in Amasya. In future studies, dietary iodine intake of individuals should also be evaluated, and iodine status should be examined in vulnerable groups such as pregnant, lactating and elderly.