Joseph Firth, Marco Solmi, Robyn E. Wootton, Davy Vancampfort, Felipe B. Schuch, Erin Hoare, Simon Gilbody, John Torous, Scott B. Teasdale, Sarah E. Jackson, Lee Smith, Melissa Eaton, Felice N. Jacka, Nicola Veronese, Wolfgang Marx, Dan Siskind, Jerome Sarris, Simon Rosenbaum, André F. Carvalho, Brendon Stubbs
Existe un creciente interés académico y clínico en cómo los “factores de estilo de vida”, tradicionalmente asociados con la salud física, pueden relacionarse también con la salud mental y el bienestar psicológico. En consecuencia, los organismos de salud nacionales e internacionales están elaborando pautas para abordar los comportamientos de salud en la prevención y el tratamiento de las enfermedades mentales. Sin embargo, la evidencia actual del papel causal de los factores del estilo de vida en la aparición y el pronóstico de los trastornos mentales no está clara. Realizamos una meta-revisión sistemática de la evidencia de primer nivel que examina cómo la actividad física, el sueño, los patrones dietéticos y el tabaquismo afectan el riesgo y los resultados del tratamiento en una variedad de trastornos mentales. Se sintetizaron los resultados de 29 metaanálisis de estudios prospectivos / de cohortes, 12 estudios de aleatorización mendeliana, dos meta-revisiones y dos metaanálisis de ensayos controlados aleatorizados para generar resúmenes de la evidencia para abordar cada uno de los factores específicos del estilo de vida en la prevención y el tratamiento de la depresión, la ansiedad y los trastornos relacionados con el estrés, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el trastorno por déficit de atención / hiperactividad. Los hallazgos más destacados incluyen: a) evidencia convergente que indica el uso de la actividad física en la prevención primaria y el tratamiento clínico en un espectro de trastornos mentales; b) evidencia emergente que implica al tabaquismo como factor causal en la aparición de enfermedades mentales tanto comunes como graves; c) la necesidad de establecer claramente relaciones causales entre los patrones dietéticos y el riesgo de enfermedad mental, y la mejor forma de abordar la dieta dentro de la atención de la salud mental; y d) la falta de sueño como factor de riesgo de enfermedad mental, aunque se requieren más investigaciones para comprender las complejas relaciones bidireccionales y los beneficios de las intervenciones no farmacológicas centradas en el sueño. Se discuten las vías neurobiológicas potencialmente compartidas entre múltiples factores del estilo de vida y la salud mental, junto con las direcciones para la investigación futura y las recomendaciones para la implementación de estos hallazgos a nivel de salud pública y de servicios clínicos.