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No siempre gana el olvido. La idea de que el pasado poco tiene que ver con nosotros o con nuestra forma de vida es solo una percepción y una definición errónea de progreso.1 El mundo cultural de las generaciones más mayores no ha desaparecido. Casi sin ser conscientes, seguimos manteniendo vínculos que nos unen a los modos de hacer heredados. Aunque parezca sorprendente, las prácticas de salud que utilizaban nuestros antepasados, siguen vivas y las familias del presente las ejercen de una forma renovada, adaptadas a los valores de una sociedad en continuo cambio. No es solo una cuestión estética, las actuales prácticas cuidadoras suponen una ruptura conceptual con el modelo tradicional de transmisión de saberes familiares. Estamos reconfigurando el espacio doméstico, en el nuevo Domus la virtualidad ha logrado que las relaciones familiares se expandan más allá del hogar [continuar leyendo en el PDF].
