El patrón de episodios de consumo intensivo de alcohol o binge drinking, se caracteriza por la ingesta de grandes cantidades de alcohol concentrada en un corto espacio de tiempo, que comporta con frecuencia una intoxicación alcohólica.
No existe consenso en su definición operativa, hallando entre los estudios grandes diferencias metodológicas en la estimación de la cantidad de alcohol consumido, así como en la definición de la ocasión de bebida y el periodo temporal de referencia.
Hay que tener en cuenta que una mayoría de los bebedores con este patrón tienen un consumo de alcohol promedio total de bajo riesgo. Por ello, detectar de forma activa el patrón de consumo intensivo episódico, resulta fundamental para poder identificar y clasificar a todos los bebedores de riesgo y caracterizar el impacto global del consumo de alcohol en la salud, la sociedad o la economía.
Sus efectos negativos afectan al propio bebedor (intoxicación, enfermedades cardiovasculares, dependencia, alteraciones neurocognitivas y de maduración entre otros), pero también potencialmente a terceras personas (accidentes, violencia, efectos perjudiciales en el desarrollo neuronal fetal y perinatal). Estos efectos se pueden manifestar de forma aguda, pero también crónica, incluso entre los que adoptan el binge drinking de forma esporádica. Distintos umbrales o formas de caracterizar este patrón de consumo de alcohol podrían predecir de forma más adecuada cada uno de los efectos agudos y crónicos asociados, especialmente si consideramos la intensidad y la frecuencia con que se adopta. No obstante, resulta clara la ausencia de un umbral seguro de consumo de alcohol, tanto de forma regular como puntual;
cualquier ingesta con un patrón binge drinking, con independencia del umbral que establezcamos, comporta riesgos importantes, no solo para la salud del bebedor, sino también para las personas de su entorno.
Heavy episodic drinking, or binge drinking, is a drinking pattern characterized by the intake of large amounts of alcohol in a short period of time, which often leads to alcohol intoxication.
There is no consensus on its operational definition, finding large methodological differences between studies in estimating the amount of alcohol consumed, as well as in defining the occasion of drinking and the reference time period.
Keep in mind that most drinkers with this pattern have a low risk total average alcohol consumption.
Therefore, actively detecting binge drinking is essential to be able to identify and classify all risk drinkers and characterize the global impact of alcohol consumption on health, society or the economy.
Its negative effects affect the drinker himself (intoxication, cardiovascular diseases, dependence, neurocognitive and developmental disorders, among others), but also causes harm to others (accidents, violence, harmful effects on fetal and perinatal neuronal development).
These effects can be acute or chronic, even among those who adopt binge drinking sporadically. Different thresholds or ways of characterizing this pattern of alcohol consumption could more adequately predict each of the associated acute and chronic effects, especially if we consider the intensity and frequency of the episodes.
However, the absence of a safe threshold for alcohol consumption, both regularly and occasionally, is clear;
Any intake with a binge drinking pattern, regardless of the threshold we establish, carries significant risks, not only for the health of the drinker, but also for the people around them.