Las técnicas de neuroimagen y las explicaciones neurobiológicas sobre la conducta adictiva han arrojado cierta luz sobre los procesos cerebrales subyacentes a dichas conductas, y en particular al papel de los denominados ¿centros de recompensa cerebral¿. Sin embargo los resultados de estos estudios no resultan del todo concluyentes o presentan problemas epistemológicos importantes.
Es propósito de este artículo realizar una revisión de las relaciones cerebro-adicción estableciendo diferentes niveles de análisis. Así, la perspectiva evolucionista señala aspectos del ¿diseño¿ cerebral que tienen relación con el sistema dopaminérgico mesolímbico implicado en las conductas de placer y deseo. La neurobiología ha establecido la relación entre adicción y neurotransmisión y aunque los estudios no son concluyentes parecen indicar una influencia de los sistemas dopaminérgicos. La genética indica la existencia de vulnerabilidad mientras que la experiencia actúa como un facilitador para la transcripción de los ¿genes de la adicción¿. Por último, la dimensión de impulsividad, asociada con la adicción, se explica por un hipofuncionamiento del córtex prefrontal que hace que los adictos actúen como sujetos ¿hipofóbicos¿ incapaces de preservarse del peligro, de lo que resulta una conducta altamente desadaptativa.
Las explicaciones proximales unidas a modelos distales aportan información sugerente que permite un mejor acercamiento a la comprensión de este fenómeno, siempre desde la perspectiva del conocimiento complementario y no excluyente.