Elche, España
Introducción: existe una preocupación creciente por los desórdenes alimentarios en deportistas, especialmente en aquellos que practican deportes agrupados en categorías de peso. Esto afecta a la manera de comer de los deportistas, usando con frecuencia estrategias no saludables para control del peso, en especial en periodo precompetitivo.
Objetivo: este estudio analiza la prevalencia de desórdenes alimentarios en deportistas de deportes de contacto, y cómo una planificación dietética controlada puede reducir el riesgo. También valora el uso del cuestionario EAT-26 para detectar dichos desórdenes.
Métodos: ha sido realizado un estudio aleatorizado de frecuencias en 244 deportistas (158 varones, 86 mujeres), que fueron separados en dos grupos: los que seguían un plan dietético proporcionado por un nutricionista y un grupo control con una dieta libre. Los participantes rellenaron el cuestionario EAT-26 mientras participaban en los Campeonatos Universitarios Nacionales.
Resultados: el grupo con dieta libre puntuó con valores más altos en el cuestionario. Al mismo tiempo, las deportistas que seguían una dieta controlada puntuaron de forma significativa en el cuestionario respecto a los varones del mismo grupo.
Discusión: los resultados del cuestionario indican que una adecuada planificación nutricional evita el uso de hábitos poco saludables para controlar el peso corporal, evitando desarrollar desórdenes alimentarios particulares. El cuestionario EAT-26 no parece la herramienta más apropiada para detectar estos desórdenes.
Introduction: there is a growing concern in the appearance of eating disorders in athletes, especially those that practice sports grouped into weight categories. This affects the way athletes eat, using frequently unhealthy strategies to control weight, especially during the pre-competition period.
Aim: this study analyses the prevalence of contact sports athletes in developing eating disorders, and how a controlled diet plan can reduce this risk. At the same time, it evaluates the use of the EAT-26 questionnaire to detect such disorders.
Methods: a randomized frequency study was performed on 244 athletes (158 men, 86 women), who were separated into two groups: those that followed a diet plan given by a nutritionist, and a control group on a free diet. The athletes completed an EAT-26 questionnaire while participating in the University-level National Championships.
Results: the free diet group scored significantly higher on the questionnaire. Also, the female athletes controlled diet group scored significantly higher than their male counterparts.
Discussion: the results of the questionnaire indicate that an adequate nutritional program circumvents the use of unhealthy habits to control body weight and therefore avoids developing particular eating disorders. EAT-26 questionnaire does not seem the most appropriate tool to detect these disorders.