La prevalencia de las enfermedades crónicas va en aumento, hecho que condiciona mayores necesidades de atención para las personas que las sufren.
Obliga a reorientar el sistema sanitario, centrado hasta ahora en la atención a patologías agudas, para lograr una atención eficiente. Para ello es necesario trabajar en todos los niveles, empezando por las decisiones políticas. Estas deberán estar basadas en decisiones técnicas y en las evidencias científicas disponibles.
La planificación sanitaria se revela imprescindible para establecer las estrategias de atención, definiendo las acciones que garanticen la coordinación y la continuidad asistencial, así como la redefinición de roles profesionales, donde las enfermeras de atención primaria asuman más competencias, convirtiéndose en profesionales clave en la atención al paciente crónico. El nuevo modelo debe incluir la profesionalización de la gestión de los servicios sanitarios.
Las tecnologías de la información y comunicación desempeñarán un papel importante en el desarrollo de las estrategias, aunque considerándolas como las herramientas que son, permitiendo siempre que sea el paciente el eje central de la atención y garantizando la intimidad y confidencialidad.