La presencia de desnutrición es frecuente en los pacientes con cirrosis hepática (CH), siendo un factor de riesgo que aumenta la mortalidad y la posibilidad de desarrollar descompensaciones clínicas. Es necesario conocer el grado de desnutrición de estos pacientes para valorar la indicación de una intervención nutricional y su eficacia, siendo la medida de la fuerza de prensión de la mano mediante dinamometría una prueba adecuada a tal fin.
El desarrollo de Encefalopatía Hepática (EH) constituye una situación relevante en la historia natural de la CH que precisa una serie de medidas terapéuticas, incluida la intervención nutricional. Entre las medias nutricionales destaca un adecuado aporte energético diario (35-40 Kcl/Kg de peso) y proteico (1.2-1.5 gramos/Kg de peso), debiendo desechar la utilización de dietas hipoproteicas que solo pueden agravar la desnutrición sin presentar efectos beneficiosos sobre la EH. Por otro lado se recomiendan pequeñas ingestas distribuidas uniformemente a lo largo del día y la utilización de una colación nocturna con carbohidratos complejos, así como la promoción de una dieta rica en vegetales y fibra. Otras medidas como los aminoácidos de cadena ramificada o los probióticos no cuentan actualmente con la suficiente evidencia científica para su uso en la EH.