Algunos componentes de los alimentos presentan actividad biológica y pueden producir un efecto bene- ficioso sobre la salud. Aquellos que provienen de las plantas se conocen con el nombre de fitoquímicos.
Muchos de estos compuestos proceden de la conden- sación del isopreno y presentan la estructura propia de los terpenos. Entre ellos, destacan algunos monoterpe- nos bicíclicos derivados del geraniol, que se denominan iridoides.
Los iridoides pueden encontrarse como estructuras abiertas (secoiridoides), o cerradas (iridoides propia- mente dichos), y generalmente aparecen en forma de heterósidos, mayoritariamente como glucósidos. Estos compuestos presentan propiedades beneficiosas sobre la función hepática y biliar. También han mostrado ac- tividad antiinflamatoria, antimicrobiana, antitumoral y antiviral, y se han utilizado como antídoto en el enve- nenamiento producido tras el consumo de hongos ve- nenosos del género Amanita . Distintas plantas como el olivo, el harpagófito, la valeriana, la genciana y el fresno contienen principios activos de naturaleza iridoí- dica. Todas estas plantas se han empleado con fre- cuencia en la medicina popular de distintas culturas.
Sus hojas, tubérculos, raíces y semillas, así como los extractos correspondientes, siguen considerándose una fuente farmacológica muy atractiva. En el mo- mento actual, se ha conseguido caracterizar y aislar al- gunos de los iridoides responsables de su actividad.
Esta revisión se ocupa del origen de los iridoides y des- cribe sus rutas biosintéticas. Asimismo, señala las ca- racterísticas y propiedades más importantes de cada una de las plantas mencionadas, e indica los principa- les iridoides que se han aislado de ellas