La impulsividad es una de las variables más consistentemente vinculadas a las distintas fases del proceso adictivo. Sin embargo, casi siempre se ha estudiado como una condición negativa, vinculada a psicopatología. Dickman (1990) propuso dos tipos de impulsividad, una disfuncional (ID) y otra funcional (IF). A ésta última la definió como la tendencia a tomar decisiones rápidas, orientadas a metas, mediante un proceso de toma de decisiones con riesgo calculado. Pocos estudios han abordado la caracterización neuropsicológica de ambas variantes, relacionándolas con el rendimiento en pruebas clásicas. Una muestra de 52 sujetos adictos en tratamiento cumplimentó el Dickman Impulsivity Inventory y una batería de pruebas neuropsicológicas clásicas. Se observaron correlaciones de débiles a moderadas entre la IF e indicadores de éxito en las tareas neuropsicológicas, mientras que la ID mostró una relación difusa y débiles correlaciones con indicadores de mal rendimiento en todas las tareas. La ID se mostró como una disposición que dificulta la realización de las tareas de forma global, sin interferencia específica, en tanto que la IF se relacionó consistentemente con mayor precisión, menor número de errores y mejor mantenimiento de los planes, y ello a partir de una mejor gestión atencional y una mayor resistencia al ruido. Se sugieren las implicaciones de cara a los tratamientos de las adicciones.