La prevención de enfermedades y la conservación de los alimentos han motivado que el mundo industrial y el científico se interese por conocer con mayor detalle el modo de acción de los probióticos como alimentos funcionales y en particular las bacteriocinas que producen, por sus propiedades antimicrobianas.
Cada día se descubren más bacteriocinas y se analizan sus mecanismos de acción a nivel molecular. No cabe duda, que en los próximos años se tendrá un mejor conocimiento de estos péptidos, que permitan aprovechar al máximo su potencial en beneficio del hombre, no sólo a nivel de la industria alimentaria como conservadores, sino además como nuevas alternativas antibióticas y como bioterapéuticos en la prevención de ciertas patologías. En esté último sentido, Halocina H6 y en concreto PINHE (un péptido derivado de esta bacteriocina procedente de haloarqueas), ha mostrado ser un buen candidato para prevenir los daños ocasionados por isquemia y repercusión en el infarto de miocardio.