Algunos autores afirman que vivimos en una «sociedad del riesgo», con lo que señalan la conciencia de peligro que domina nuestro tiempo y que legitima la adopción de medidas de vigilancia y control para garantizar la seguridad. Los servicios sanitarios no son ajenos a esta corriente, si bien domina una visión instrumental biomédica que relega al sujeto a una posición pasiva. A la luz de la Antropología de la Salud, este artículo propone una reflexión sobre un tipo de riesgo de naturaleza comportamental que obliga el concurso de profesionales que hagan de la negociación la figura central del proceso de atención.
La seguridad compartida es un concepto que cobra sentido en este espacio de encuentro y negociación entre el profesional de la salud y el paciente. Supone una relación basada en el diálogo que sea capaz de vencer la desigualdad entre ambos. Alude a la adopción de estrategias participativas capaces de disminuir los riesgos derivados de la falta de conocimientos, capacidad o voluntad en sujetos conscientes y válidos, tanto para sí mismos como para otros de su entorno. La negociación sobre los significados culturales de la enfermedad se convierte así en la piedra angular de la seguridad compartida