David Araguás-Castillón Castillón, Jesús Javier Aguaviva Bascuñana
• La fascitis necrosante se define como una infección rápidamente progresiva de la piel y de los tejidos blandos que suele asociarse con una importante toxicidad sistémica, siendo la presencia de necrosis de la fascia la condición que caracteriza a la enfermedad, que está ausente en la celulitis necrosante y en la mionecrosis.
• La incidencia actual de la fascitis necrosante es de 4,0 a 15,5 casos por cada 100.000 habitantes.
• Los pacientes que presentan comorbilidades como diabetes mellitus, inmunosupresión, cáncer, enfermedad vascular periférica, obesidad, alcoholismo, malnutrición o adicción a drogas por vía parenteral tienen un mayor riesgo de fascitis necrosante con progresión a sepsis severa y shock séptico.
• El diagnóstico de la fascitis necrosante temprano es esencial y se basa en la sospecha y el cuadro clínico, pudiendo ser de gran ayuda los hallazgos radiológicos, especialmente ecográficos.
• El tratamiento requiere de una combinación de cirugía agresiva, consistente en un amplio desbridamiento quirúrgico para eliminar el tejido necrótico, antibioterapia de amplio espectro y soporte hemodinámico, siendo posible aplicar otras medidas terapéuticas complementarias.
• A pesar de los avances en el conocimiento de esta entidad y su tratamiento, la mortalidad de la fascitis necrosante sigue siendo elevada.