La colitis ulcerosa (CU) es una inflamación crónica del colon que afecta principalmente al recto y se extiende de manera continua hacia arriba. La inflamación se localiza en la mucosa y submucosa del colon y se caracteriza histopatológicamente por abscesos en las criptas y un infiltrado inflamatorio. La enfermedad evoluciona con períodos de brotes activos y fases de remisión. En casos graves, puede presentarse con complicaciones como hemorragias y perforaciones.
Las causas de la CU son desconocidas, aunque se asocian con irregularidades del sistema inmunológico. Estrés, ciertos alimentos y bacterias pueden desencadenar síntomas, pero no causan la enfermedad.
El diagnóstico de CU se confirma mediante procedimientos endoscópicos y biopsias de tejido, complementados con otros exámenes como pruebas analíticas y radiológicas para descartar otras enfermedades inflamatorias intestinales.
El tratamiento tradicionalmente ha buscado la remisión de los síntomas, pero la curación completa de la CU requiere la remisión endoscópica e idealmente histológica, con seguimiento detallado de los marcadores clínicos. Para gestionar la enfermedad, se utilizan algoritmos de tratamiento en un entorno multidisciplinario que incluye varios especialistas.
El pronóstico varía: aproximadamente la mitad de los pacientes presentan síntomas leves, y los casos severos responden a los medicamentos, aunque la única cura definitiva es la extirpación quirúrgica del colon. A largo plazo, el riesgo de cáncer de colon aumenta significativamente con cada década desde el diagnóstico.
En resumen, la CU es una enfermedad compleja que requiere un diagnóstico preciso y un enfoque terapéutico integral y multidisciplinario para optimizar los resultados a largo plazo.
Ulcerative colitis (UC) is a chronic inflammation of the colon that primarily affects the rectum and extends continuously upwards. The inflammation is localized in the mucosa and submucosa of the colon and is characterized histopathologically by crypt abscesses and an inflammatory infiltrate. The disease evolves with periods of active flares and phases of remission. In severe cases, it may present with complications such as bleeding and perforation.
The causes of UC are unknown, although they are associated with irregularities of the immune system. Stress, certain foods and bacteria can trigger symptoms, but do not cause the disease.
The diagnosis of UC is confirmed by endoscopic procedures and tissue biopsies, complemented by other tests such as analytical and radiological tests to rule out other inflammatory bowel diseases.
Treatment has traditionally aimed at symptom remission, but complete cure of UC requires endoscopic and ideally histologic remission, with detailed follow-up of clinical markers. To manage the disease, treatment algorithms are used in a multidisciplinary setting involving several specialists.
The prognosis varies: approximately half of the patients present mild symptoms, and severe cases respond to medication, although the only definitive cure is surgical removal of the colon. In the long term, the risk of colon cancer increases significantly with each decade since diagnosis.
In summary, UC is a complex disease that requires an accurate diagnosis and a comprehensive, multidisciplinary therapeutic approach to optimize long-term outcomes.