Iñaki Aguirrezabal Bazterrica, Ana Celia Ramos Mateos, Miren Nekane Urquiza Bengoa, Ione Miren Aguirre Zubillaga
• La función del dolor no es servir como una medida del estado de los tejidos, sino la activación de un estado de alerta-protección ante una amenaza percibida en los tejidos.
• La amenaza percibida puede corresponder o no con una amenaza real.
• El dolor no se origina allá donde lo sentimos, sino que surge de la activación de una compleja red neuronal conocida como matriz del dolor (MD) y que involucra a distintas partes del cerebro.
• La activación de la MD puede producirse por información nociceptiva que llega desde el organismo y que informa de un estado de amenaza en los tejidos, pero puede producirse también sin necesidad de que exista dicha nocicepción.
• Es suficiente que las redes evaluativas a nivel cerebral consideren un estado de amenaza para que se active la MD y se genere la percepción dolorosa en la parte del organismo supuestamente bajo amenaza.
• El organismo aprende a detectar amenazas a través de la experiencia individual, la observación y de la cultura e información experta. Este aprendizaje determinará las experiencias de dolor.