Cristina Lacadena Martínez, Javier Nicolás Vicente Moreno, Marina Cabrero López, Monika Antonova Taushanska, Violeta Muñoz Muñoz, Alba Betato Soler
La artrosis de rodilla es una afección degenerativa de las articulaciones que se caracteriza principalmente por el dolor, rigidez y limitación de movimiento en la rodilla. El dolor, que es el síntoma cardinal de la enfermedad, suele ser insidioso y de intensidad leve o moderada al principio, pero puede intensificarse al iniciar la marcha y caminar por períodos prolongados. Además del dolor, los pacientes también pueden experimentar rigidez articular, crepitación y episodios intermitentes de inflamación y derrame sinovial.
El diagnóstico de la artrosis de rodilla se basa en la evaluación clínica, en la que se utilizan escalas semicuantitativas para medir la intensidad del dolor, como la escala tipo Likert y la escala visual analógica. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la gravedad radiológica no siempre se correlaciona directamente con la presentación clínica de los pacientes.
La exploración física es fundamental para el diagnóstico y se centra en identificar asimetrías, mala alineación del eje de la pierna y la presencia de una articulación tumefacta. Durante la palpación, se busca la presencia de puntos dolorosos a la presión y se evalúa el arco de movilidad articular. Asimismo, se realizan pruebas funcionales para delimitar la lesión en la rodilla.
Para evaluar la funcionalidad y el impacto en la calidad de vida del paciente, se utilizan escalas clínicas como la WOMAC, que evalúa el dolor, la rigidez y la capacidad funcional. Además, existen otras escalas como SF-36, KOOS y KSS que también proporcionan información valiosa sobre el estado de la enfermedad.
En resumen, la artrosis de rodilla es una enfermedad compleja que afecta la calidad de vida de los pacientes. Un diagnóstico preciso y una evaluación clínica exhaustiva son fundamentales para proporcionar un tratamiento adecuado y personalizado para cada individuo afectado.
Osteoarthritis of the knee is a degenerative joint condition characterized mainly by pain, stiffness and limitation of motion in the knee. The pain, which is the cardinal symptom of the disease, is usually insidious and mild to moderate in intensity at first, but may intensify when walking and walking for prolonged periods of time. In addition to pain, patients may also experience joint stiffness, crepitus and intermittent episodes of swelling and synovial effusion.
The diagnosis of osteoarthritis of the knee is based on clinical evaluation, in which semiquantitative scales are used to measure pain intensity, such as the Likert-type scale and the visual analog scale. However, it is important to keep in mind that radiological severity does not always correlate directly with the clinical presentation of patients.
Physical examination is critical for diagnosis and focuses on identifying asymmetries, malalignment of the leg axis and the presence of a swollen joint. During palpation, the presence of painful pressure points is sought and the arc of joint mobility is assessed. Functional tests are also performed to delineate the knee injury.
To assess functionality and the impact on the patient’s quality of life, clinical scales such as the WOMAC, which assesses pain, stiffness and functional capacity, are used. In addition, there are other scales such as SF-36, KOOS and KSS that also provide valuable information on disease status.
In summary, osteoarthritis of the knee is a complex disease that affects patients’ quality of life. Accurate diagnosis and thorough clinical evaluation are essential to provide appropriate and personalized treatment for each affected individual.