Madrid, España
Los antisépticos son agentes antimicrobianos de acción rápida y breve utilizados para la desinfección de piel y mucosas. Las dos moléculas más adecuadas para la antisepsia de la piel sana son la clorhexidina y la povidona yodada. La clorhexidina, una biguanida catiónica, es eficaz contra bacterias y algunos virus, y se emplea en diversas concentraciones según el uso clínico. La povidona yodada, un yodóforo, tiene un amplio espectro antimicrobiano y es menos irritante que el alcohol yodado.
Los antisépticos varían en eficacia y mecanismos de acción: los ácidos son bacteriostáticos y fungistáticos; los alcoholes desnaturalizan proteínas y disuelven membranas lipídicas; los aldehídos, aunque potentes, causan irritación y eccemas; los amonios cuaternarios actúan sobre membranas celulares; los derivados fenólicos, aunque bactericidas y fungicidas, tienen actividad limitada sobre esporas y micobacterias.
La actividad antiséptica puede ser inhibida por la presencia de sangre, suero o pus, y algunos antisépticos pueden inducir resistencias microbianas. Además, ciertos antisépticos tienen efectos adversos locales y sistémicos, lo que limita su uso en poblaciones vulnerables, como neonatos y personas con lesiones cutáneas. Por lo tanto, la selección del antiséptico debe basarse en el tipo de microorganismo, la situación clínica y la tolerabilidad del paciente.