Tania Abella Reimóndez
En esta narrativa se muestra la complejidad y los desafíos del trabajo como educadora en una vivienda de menores tutelados. La percepción externa a menudo reduce la situación de estos niños a la de simples víctimas necesitadas de ayuda, pero la realidad es más intrincada. Los menores experimentan conflictos internos de rechazo, culpa y lealtad hacia sus padres, manifestándose en resistencia y conflictos con los educadores. Este rol requiere una considerable dosis de paciencia y afecto, a pesar de la hostilidad ocasional. Además, el sistema presenta fallas significativas, particularmente en la transición de los jóvenes al cumplir 18 años, dificultando su paso de la infancia a la adultez. La gratificación principal radica en observar su crecimiento y lucha por un futuro mejor, aunque lo esencial es siempre su bienestar, más allá de la satisfacción personal del educador.
In this narrative, the complexity and challenges of working as an educator in a residential home for foster children are highlighted. External perceptions often reduce the situation of these children to that of simple victims in need of help, but the reality is more intricate. The children experience internal conflicts of rejection, guilt, and loyalty towards their parents, manifesting as resistance and conflicts with the educators. This role requires a considerable amount of patience and affection, despite occasional hostility. Additionally, the system has significant shortcomings, particularly in the transition of these young individuals upon turning 18, making their shift from childhood to adulthood difficult. The main gratification lies in observing their growth and fight for a better future, although their well-being is always the most important, beyond the educator's personal satisfaction.