Introducción. La evaluación y el tratamiento del dolor en los adultos mayores puede constituir un desafío, con una prevalencia de dolor persistente que oscila entre el 25 al 80%, especialmente en residencias de cuidados a largo plazo (LTCH por sus siglas en inglés), donde la mayoría de los ancianos son incapaces de verbalizar su dolor. Este artículo describe la aplicación de la guía de buenas prácticas (BPG por sus siglas en inglés) de la Asociación de Enfermeras Registradas de Ontario (RNAO por sus siglas en inglés) para la Evaluación y el Tratamiento del Dolor (Tercera Edición) en un centro de cuidados a largo plazo de Toronto, Canadá. Metodología. Utilizando una metodología de estudio descriptivo mixto, esta residencia de 391 camas que alberga a adultos mayores de 80 años implementó la guía sobre el dolor, utilizando el marco de conocimiento a la acción, al igual que procedimientos de auditoría, para evaluar el impacto de la implementación de la guía. Entre las actividades clave de la implementación se incluyeron la educación de los residentes, las familias y el personal sobre el dolor, así como la integración en la práctica de herramientas validadas de detección y evaluación del dolor. Se utilizó un enfoque metodológico mixto de datos cualitativos y cuantitativos para supervisar las mejoras en los resultados clínicos y organizativos. Resultados. El impacto de la implementación de la BPG sobre el dolor es: mejoría de la utilización de las herramientas de evaluación y manejo del dolor, reducción en la incidencia de empeoramiento del dolor, mejoría en puntuaciones del dolor, así como en la calidad de vida de los residentes. Los enfoques estructurados e integrados basados en la evidencia, dirigidos a la evaluación y manejo del dolor reflejaron que los residentes del LTCH no deben vivir con dolor habitualmente, lo que conduce a una mejor calidad de vida y satisfacción del residente y/o familia. Discusión. Junto con el enfoque estructurado del marco del conocimiento a la acción y la BPG del dolor, la residencia de cuidados a largo plazo utilizó enfoques adaptados para satisfacer las necesidades de su población residente. Reconocer las necesidades únicas de los mayores en un entorno residencial, los facilitadores estructurales organizativos y las barreras y necesidades culturales, permite a las LTCH desarrollar enfoques multimodales, centrados en la persona y la familia. Este enfoque basado en la evidencia y centrado en el residente fue la clave del éxito de la implantación y de los subsecuentes resultados obtenidos. Conclusiones. Se evidenció que la implantación sistemática de la BPG del dolor de la RNAO y la utilización del marco del conocimiento a la acción mejoraron los resultados de los residentes, los procesos organizativos y generaron mayor satisfacción en el personal. La participación y el compromiso de los residentes, sus familias y los profesionales de salud fue uno de los mayores facilitadores en el proceso.
Introduction. Assessment and management of pain in older adults can be challenging, with persistent pain prevalence ranging from 25% to 80%, especially in long term care homes (LTCH), where most seniors are unable to verbalize their pain. This article describes the implementation of the Registered Nurses’ Association of Ontario (RNAO) Assessment and Management of Pain (Third Edition) best practice guideline (BPG) in a LTCH in Toronto, Canada. Methodology. Using mixed descriptive study methodology, this 391-bed home housing older adults over 80 years implemented the Pain guideline using the knowledge-to-action framework and audit procedures to evaluate the impact of implementing this guideline. Key implementation activities included educating residents, families, and staff about pain while integrating validated pain screening and assessment tools into practice. A mixed methods approach of qualitative and quantitative data was utilized to monitor improvements in clinical and organizational outcomes. Results. The impact of implementing Pain BPG is: improved utilization of pain assessment and management tools, reduced incidence of worsening pain, improved pain scores and improved resident quality of life. The structured and integrated, evidence-based approaches to pain assessment and management reflected that long-term care residents don’t have to live with pain regularly, which leads to a better quality of life and resident/family satisfaction. Discussion. In conjunction with the structured approach of the knowledge-to-action framework and the Pain BPG, the LTCH utilized tailored approaches to meet the needs of their resident population. Recognizing the unique needs of seniors in a residential setting, organizational structural facilitators, and barriers and cultural needs, the LTCH developed multi modal approaches based on a person and family centred approach. This evidence-based and resident focused approach was the key to the successful implementation and subsequent outcomes that were resultant. Conclusion. The systematic implementation of the RNAO pain BPG and the utilization of the knowledge-to-action framework was shown to improve resident outcomes, improve organizational processes and generate staff satisfaction. Participation and engagement of residents, their families and health professionals in the process was one of the greatest facilitators.