El traumatismo craneoencefálico (TCE) constituye una condición médica caracterizada por lesiones traumáticas en la cabeza que conllevan amnesia y/o alteración de la conciencia.
En España, aproximadamente el 70% de los casos de TCE ocurren debido a accidentes de tránsito, seguidos de eventos violentos y caídas accidentales. En cuanto a los desenlaces, aproximadamente el 70% de los pacientes se recuperan satisfactoriamente, mientras que el 9% fallece antes de llegar al hospital, el 6% durante su estancia hospitalaria, y el 15% experimenta algún grado de discapacidad funcional.
Dada la posibilidad de complicaciones, es crucial una evaluación exhaustiva del paciente, comenzando por descartar lesiones que puedan dar lugar a trastornos cardiovasculares y respiratorios, seguido de un examen neurológico que incluya la Escala de Coma de Glasgow y la evaluación del tamaño y simetría pupilar, así como de los movimientos oculares. Según esta evaluación, se clasifica el TCE en leve, moderado o grave.
En el caso de TCE leve, los pacientes pueden ser observados durante 24-48 horas y, si no presentan factores de riesgo ni complicaciones, como disminución del nivel de conciencia, cefalea o focalidad neurológica, pueden recibir el alta médica para continuar en su hogar.
Para los casos de TCE moderados y graves, se requiere una tomografía computarizada (TAC) cerebral para evaluar posibles daños intracraneales, y un seguimiento más intensivo en unidades de cuidados intensivos (UCI). En estas unidades, se hospitalizan pacientes con un puntaje de Glasgow igual o inferior a 8, se controla el riesgo de hipoxia cerebral, y se previene el agotamiento de la complianza craneoespinal. Se manejan edemas intracraneales, se controla la presión intracraneal (PIC) mediante drenaje ventricular de líquido cefalorraquídeo (LCR), se ajusta la ventilación (manteniendo la pCO2 entre 30-35 mmHg), se considera la inducción de un coma farmacológico, y se evalúa la necesidad de una craniectomía descompresiva.
Traumatic brain injury (TBI) is a medical condition characterized by traumatic head injuries resulting in amnesia and/or altered consciousness.
In Spain, approximately 70% of TBI cases occur due to traffic accidents, followed by violent events and accidental falls. Regarding outcomes, approximately 70% of patients recover satisfactorily, while 9% die before reaching the hospital, 6% during their hospital stay, and 15% experience some degree of functional disability.
Given the possibility of complications, a comprehensive evaluation of the patient is crucial, starting with ruling out injuries that may lead to cardiovascular and respiratory disorders, followed by a neurological examination including the Glasgow Coma Scale and assessment of pupil size and symmetry, as well as eye movements. Based on this evaluation, TBI is classified as mild, moderate, or severe.
In the case of mild TBI, patients may be observed for 24-48 hours and, if they do not have risk factors or complications such as decreased level of consciousness, headache, or neurological focal deficits, they may be discharged home.
For moderate and severe TBI cases, a brain computed tomography (CT) scan is required to assess possible intracranial injuries, and more intensive monitoring in intensive care units (ICUs) is needed. In these units, patients with a Glasgow Coma Scale score of 8 or lower are hospitalized, and the risk of cerebral hypoxia is controlled while preventing exhaustion of the craniospinal compliance. Intracranial edema is managed, intracranial pressure (ICP) is controlled through cerebrospinal fluid (CSF) drainage, ventilation is adjusted (maintaining pCO2 between 30-35 mmHg), consideration is given to pharmacological coma induction, and the need for decompressive craniectomy is evaluated.