La IA, definida como la capacidad de las máquinas para imitar la inteligencia humana y generar nuevas soluciones, incluye variantes como la Inteligencia Artificial Generativa, que produce contenido en respuesta a comandos. Sin embargo, surgen desafíos éticos similares a los del pensamiento humano, lo que destaca la importancia de guiar la IA con principios éticos.
El autor plantea preguntas clave sobre el uso de la información, la definición de algoritmos y los destinatarios de la IA. La ética se vuelve fundamental para dirigir el desarrollo y la aplicación de la IA, asegurando la justicia, beneficencia, no maleficencia, autonomía, privacidad y transparencia en su uso.
También propone algunas recomendaciones y destaca la importancia de mantener un equilibrio entre el uso de la IA y las interacciones humanas, así como de humanizar su aplicación para preservar la dignidad y la ética en el ámbito asistencial.