Lucas Daniel Marangoni, Federico Paganini, Alfonso Emanuel Lugones, Ignacio Pioli, Bartolome Allende
Introducción: El tratamiento de las fracturas de alta energía en la diáfisis tibial con lesión de las partes blandas continúa siendo complejo y controvertido. Proponemos tratar estas lesiones mediante un protocolo en etapas.
El objetivo del presente trabajo fue evaluar el protocolo de manejo en etapas en este tipo de fracturas, las complicaciones y los resultados funcionales.
Materiales y métodos: Entre julio de 2002 y mayo de 2006 fueron evaluados 20 pacientes con 20 fracturas de tibia. Se utilizó la clasificación AO (6 A1, 4 A2, 2 A3, 2 B1, 3 B3, 1 C1 y 2 C2), la de Tscherne y Oestern (6 GIII) y la de Gustilo y Anderson (3 grado IIIA, 9 grado IIIB, 2 grado IIIC). El protocolo de tratamiento consistió en lavado profuso de la herida más amplio desbridamiento en las fracturas expuestas, colocación de tutor externo tubular AO y conversión, en un segundo tiempo, a clavo endomedular fresado o no fresado.
Resultados: Seguimiento promedio: 33 meses; tiempo promedio de conversión de tutor a clavo: 14 días. Se utilizaron en 4 casos injerto libre de dorsal ancho; en 5, injerto rotatorio de gemelo y en 9, injerto libre de piel. El tratamiento definitivo se realizó con clavo fresado mínimo bloqueado en 16 pacientes y clavo macizo no fresado en 4 casos. El tiempo promedio de consolidación fue de 6 meses.
En 15 rodillas el resultado fue excelente, en 4 bueno y en 1 regular. Dieciséis tobillos presentaron resultados excelentes y 4, buenos. Complicaciones: una falla de un colgajo libre de dorsal ancho, dos infecciones superficiales y una profunda, y dos seudoartrosis.
Background: The treatment of high energy diaphyseal tibial fractures with soft tissue injury continues to be complex and controversial. We propose to treat these injuries by means of a staged management protocol.
The aim of this paper was evaluate a staged management protocol, complications and functional results in this type of fractures.
Material and Methods: Between July 2002 and May 2006 we evaluated 20 patients with 20 tibial fractures. We used the AO (6 A1, 4 A2, 2 A3, 2 B1, 3 B3, 1 C1 and 2 C2), Tscherne and Oestern (6 GIII) and Gustilo and Anderson (3 IIIA, 9 IIIB, 2 IIIC) classifications. Treatment protocol: irrigation and broad debridement of the wound in open fractures, stabilization with an AO external tubular fixator and in a second step conversion to an intramedullary nail with or without reaming.
Results: average follow-up 33 months, average time of fixator’s conversion to a nail: 14 days. In 4 cases we used latissimus dorsi free flaps, in 5 gastrocnemius rotational flaps, and in 9 cases skin flaps. The definitive treatment involved reamed locked intramedullary nail in 16 patients, and unreamed intramedullary nail in 4 patients.
Average fracture-healing time was 6 months. 15 knees presented excellent results, 4 good and 1 fair. 16 ankles presented excellent results, and 4 good. Complications: 1 latissimus dorsi necrosis, two superficial and one deep infections, and two non-unions.
Conclusions: We consider that the use of external temporary fixation and subsequent conversion to an intramedullary nail represents a satisfactory alternative, with minor associated morbidity for the treatment of high energy diaphyseal tibial fractures associated with soft tissue injury.