Elena Sarasa Lerí, María Carmen Yoldi Bermejo, Vanesa Anglés Gil, Purificación Marcén Marcén, Alba Hernández Navarro, Lorena Tamparillas Serrano
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad ocular progresiva que afecta a la mácula, una pequeña parte de la retina responsable de la visión central. Se asocia principalmente al envejecimiento y es una de las principales causas de pérdida de visión en personas mayores de 50 años.
Existen dos formas principales de DMAE: la seca y la húmeda. La forma seca es más común y se caracteriza por la acumulación de drusas, depósitos amarillentos en la retina. A medida que progresa, pueden formarse áreas de atrofia, afectando la visión central. La forma húmeda, menos frecuente pero más grave, implica la formación de nuevos vasos sanguíneos anómalos que pueden filtrar líquidos y sangre, causando daño rápido a la retina.
Los factores de riesgo incluyen la edad avanzada, antecedentes familiares de DMAE, tabaquismo, exposición prolongada al sol y ciertos genes. Los síntomas pueden variar, pero incluyen visión borrosa, dificultad para reconocer caras y líneas distorsionadas.
El diagnóstico se realiza mediante exámenes oculares, pruebas de agudeza visual y técnicas de imagen, como la angiografía con fluoresceína.
Aunque no hay cura para la DMAE, existen tratamientos para la forma húmeda, como inyecciones intraoculares que inhiben el crecimiento de los vasos sanguíneos anómalos. Para la forma seca, se recomiendan cambios en el estilo de vida, como una dieta rica en antioxidantes y suplementos vitamínicos.
La prevención y detección temprana son cruciales para mitigar los efectos de la DMAE. Revisiones oftalmológicas regulares, hábitos saludables y protección ocular pueden contribuir a mantener la salud de la retina y preservar la calidad visual en la vejez.
Age-related macular degeneration (AMD) is a progressive eye disease that affects the macula, a small part of the retina responsible for central vision. It is mainly associated with ageing and is one of the main causes of vision loss in people over the age of 50.
There are two main forms of AMD: dry and wet. The dry form is more common and is characterized by the accumulation of drusen, yellowish deposits in the retina. As it progresses, areas of atrophy may form, affecting central vision. The less common but more severe wet form involves the formation of abnormal new blood vessels that can leak fluid and blood, causing rapid damage to the retina.
Risk factors include advanced age, family history of AMD, smoking, prolonged sun exposure and certain genes. Symptoms can vary, but include blurred vision, difficulty recognizing faces and distorted lines.
Diagnosis is made by eye exams, visual acuity tests and imaging techniques such as fluorescein angiography.
Although there is no cure for AMD, there are treatments for the wet form, such as intraocular injections that inhibit the growth of abnormal blood vessels. For the dry form, lifestyle changes such as a diet rich in antioxidants and vitamin supplements are recommended.
Prevention and early detection are crucial to mitigate the effects of AMD. Regular eye examinations, healthy habits and eye protection can contribute to maintaining retinal health and preserving visual quality in old age.