Madrid, España
Los hematomas del psoas (HP) son muy infrecuentes y pueden ocurrir debido a traumatismo, iatrogenia (cirugía lumbar), uso de anticoagulantes o tras desordenes de la coagulación tales como hemofilia o tras coagulación intravascular diseminada (CID) secundaria a sepsis. La púrpura fulminans (PF) es considerada un signo de CID, afectando la piel de los pacientes, sobre todo a nivel de nalgas, muslos y piernas. La incidencia del HP va del 0.1% al 0.6% y se consideran factores de riesgo la edad adulta y ser hemodializados. La clínica característica incluye dolor en la ingle o muslo, impotencia del miembro afectado, parestesias unilaterales y ocasionalmente parálisis del nervio motor. Esta parálisis es frecuente en hematomas crónicos y grandes. Se puede apreciar hematoma periumbilical (signo de Cullen) o en los flancos (signo de Grey Turner). El diagnóstico es eminentemente clínico pero se confirma con ecografía, tomografía o resonancia magnética. La mayoría de los hematomas se resuelven espontáneamente, por lo que el tratamiento es conservador. En caso de hipovolemia o shock, el tratamiento debe ser intervencionista, incluyendo drenaje, embolización o cirugía. Presentamos el caso clínico de un niño de 9 años quien tras presentar PF con alteración grave de los parámetros de hemostasia y coagulación secundario a sepsis por Acinetobacter baumannii, y que fue ingresado en UCI por insuficiencia respiratoria, presentó como complicación posterior HP; el cual requirió tratamiento conservador. Resaltamos la importancia de la anamnesis detallada y del examen físico completo para brindar el manejo adecuado de esta patología tan infrecuente pero potencialmente mortal.
Hematomas of the psoas (PH) are very infrequent and may occur due to trauma, iatrogenic (lumbar surgery), use of anticoagulants or after coagulation disorders such as hemophilia or after disseminated intravascular coagulation (DIC) secondary to sepsis. Purpura fulminans (PF) is considered a sign of DIC, affecting the skin of patients, especially at the level of the buttocks, thighs and legs. The incidence of PF ranges from 0.1% to 0.6% and adult age and being hemodialyzed are considered risk factors. The characteristic clinical features include groin or thigh pain, impotence of the affected limb, unilateral paresthesias and occasionally motor nerve palsy. This paralysis is frequent in chronic and large hematomas. Periumbilical hematoma (Cullen’s sign) or flank hematoma (Grey Turner’s sign) may be seen. The diagnosis is eminently clinical but is confirmed by ultrasound, tomography or magnetic resonance imaging. Most hematomas resolve spontaneously, so treatment is conservative. In case of hypovolemia or shock, treatment should be interventional, including drainage, embolization or surgery. We present the clinical case of a 9-year-old boy who, after presenting PF with severe alteration of hemostasis and coagulation parameters secondary to sepsis due to Acinetobacter baumannii, and who was admitted to the ICU for respiratory failure, presented PH as a subsequent complication; which required conservative treatment.
We emphasize the importance of detailed anamnesis and complete physical examination to provide adequate management of this rare but potentially fatal pathology.