• El diagnóstico de asma es controvertido en los primeros años de edad, por la falta de pruebas de función pulmonar. La historia clínica, la respuesta al tratamiento antiasmático y el despistaje de otras enfermedades constituyen el eje para el diagnóstico.
• En todo paciente de 6 años en adelante con sospecha de asma, debe realizarse una espirometría para su confirmación. Los valores de referencia de la espirometría se detallan en percentiles o Z-score, abandonando el porcentaje del valor predicho.
• La determinación de FeNO solo es válida en el asma con inflamación eosinofílica. No hay pruebas consistentes para recomendar el uso rutinario de la FeNO en el seguimiento de los niños con asma.
• El diagnóstico de alergia mediante prick-test y determinación de IgE específicas son claves para el estudio etiopatogénico. La introducción del diagnóstico molecular ha afinado el diagnóstico etiológico en aras al diseño de inmunoterapia en el nivel hospitalario.
• El tratamiento farmacológico de mantenimiento del asma es escalonado. La piedra angular son los corticoides inhalados en dosis baja-media con la incorporación de los β-agonistas de acción prolongada que mejora la respuesta a los corticoides inhalados, evitando aumentar dosis. La incorporación de los antileucotrienos, los antimuscarínicos de acción larga (LAMA) y los anticuerpos monoclonales, han ampliado el espectro terapéutico del asma.
• El tratamiento de alivio de los síntomas a partir de los 5 años de edad incluye administrar corticoides inhalados, siempre que se usen β-agonistas de acción corta o larga para evitar exacerbaciones graves. Se consolida la terapia single maintenance and reliever therapy (SMART) para alivio y control del asma.
• La educación de los pacientes o la familia en el conocimiento del asma, el uso de los medicamentos, la técnica inhalatoria y la comprensión del plan de acción por escrito son puntos clave en el seguimiento y tratamiento integral del asma.