M. Navarro García
Se pretende realizar un comentario sobre el uso potencial de fármacos que modulan el sistema endocannabinoide.
A partir de 1988 cuando se evidenció el primer receptor cannabinoide en el cerebro (CB1) y cuatro años más tarde el primer ligando endógeno que interaccionaba ese receptor (anandamida), se demostró un sistema de señalización celular en el cerebro que posteriormente se extendió a lo largo del organismo.
El desarrollo de nuevos fármacos cannabinoides se han sumado a los ya conocidos, que permiten un mayor conocimiento en la síntesis, liberación, recaptación y degradación de los ligandos endocannabinoides y un mayor y más extenso conocimiento sobre nuevas estrategias para la remisión o el tratamiento de múltiples enfermedades, entre las que se incluyen la psicosis, trastornos motores asociados a varias enfermedades neuropsiquiátricas (Parkinson, Huntington, Gilles de la Tourette, coreas, etc.), trastornos alimentarios, trastornos adictivos, dolor o enfermedades neoplásicas.
La vieja pretensión social de la utilización de la marihuana como medicamento de amplios efectos farmacológicos, ha dado paso al creciente y expansivo campo científico del sistema endocannabinoide. Sin embargo, la utilización terapéutica de los cannabinoides no está exenta de polémica, especialmente a lo que se refiere al uso de la planta, sus posibles consecuencias y las perspectivas futuras que representa el sistema endocannabinoide como una diana farmacológica por su potencial uso terapéutico y papel que interpreta en la fisiología general.