Pere Godoy, Antoni Artigues, Carmen Nuin Orrio , José Aramburu, Montse Pérez, A. Domínguez Castellano, Lluís Salleras Sanmartí
Fundamento: El objetivo del estudio fue realizar una investigación clinicoepidemiológica y microbiológica de un brote hídrico de gastroenteritis por Campylobacter jejuni producido por el consumo de agua de la red pública. Pacientes y método: Se realizó un estudio de cohortes históricas en 237 residentes de Torres de Segre (Lleida) seleccionados mediante un muestreo sistemático del 16,7% (101/605) de los teléfonos particulares. Mediante entrevista telefónica se recogió información sobre el consumo de agua, la presencia de síntomas y la fecha de aparición de síntomas. Se realizó el análisis de una muestra de agua y el coprocultivo de 14 enfermos. Se estudió la implicación de cada tipo de agua con el riesgo relativo (RR) y su intervalo de confianza (IC) del 95%. Resultados: La incidencia en la población fue del 18,3% (43/237), y los enfermos presentaron los siguientes porcentajes de síntomas: diarrea, 93,0% (40/43), dolor abdominal, 80,9% (34/42); náusea, 56,1% (23/41); vómitos, 42,9% (18/42), y fiebre, 11,9% (5/42). Sólo el 5,8% consultó espontáneamente a los servicios médicos. El consumo de agua de la red resultó implicadas (RR = 3,0; IC del 95%, 1,7-5,3), mientras que el consumo de agua embotellada (RR = 0,6; IC del 95%, 0,3-1,0) y aguas de otros municipios (RR = 0,3; IC del 95% 0,1-1,1) resultó ser un factor protector. El día de la notificación del brote no se detectó cloro residual en el agua de la red y la calificación fue de no potable. En ocho coprocultivos se aisló C. jejuni. Conclusiones: El estudio evidencia la posibilidad de presentación de brotes hídricos por C. jejuni por agua de la red no clorada y sugiere la necesidad del control sistemático de las aguas de suministro público y el registro de sus resultados.
Background: The aim of this study was to conduct a clinical-epidemiological and microbiological investigation into an outbreak of waterborne diseae caused by Campylobacter jejuni due to the consumption of drinking water. Patients and method: A historical cohort study was carried out among 237 residents of Torres de Segre (Lleida, Spain) who were selected using a systematic sample. We conduced a telephone interview about water consumption, symptoms and the onset of disease. We investigated samples of drinking water and stools from 14 patients. The risk associated with each water source was assessed by applying relative risk (RR) analysis at 95% confidence (CI) intervals. Results: The overall attack rate was 18.3% (43/237). The symptoms were: diarrhoea, 93.0% (18/43); abdominal pain, 80.9% (34/42); nausea; 56,1% (23/41); vomits, 42.9% (18/42), and fever, 11.9% (5/42). Only 5.8% of patients contact with his physician. The consumption of drinking water was statistically associated with the disease (RR = 3.0; 95% CI, 1.7-5.3), while the consumption of bottled water (RR = 0.6; 95% CI 0.3-1.0) and water from other villages (RR = 0.3; 95% CI, 0.1-1.1) were a protection factor. The day of outbreak notification we did not detect any residual chlorine in the drinking water: it was qualified as no potable and we isolated Campylobacter jejuni in 8 samples stools. Conclusions: This research highlights the potential importance of waterborne outbreaks of gastroenteritis due to Campylobacter jejuni transmitted through untreated drinking water and suggests to need systematic controls over drinking water and the proper register of their results.