Lidia Meléndez Ayuda, Lorena González Mato, Lourdes Nebra Rubio, Paula Muñoz Carro, María García Royo, Beatriz Solanas González
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Es la segunda enfermedad más prevalente en el mundo y su prevalencia se ha duplicado en los últimos 25 años. Sus características principales se deben a la degeneración de las células nerviosas en una región del cerebro que controla el movimiento, lo que provoca sus 3 síntomas principales: temblores, rigidez muscular y bradicinesia (lentitud de movimientos). Otro síntoma consecuencia de los anteriores son los problemas en el equilibrio1,2,3.
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson se basa en la evaluación clínica de los síntomas y signos del paciente3.
Es una enfermedad que no tiene cura, por lo que el tratamiento se basa en reducir los síntomas y mejorar en lo posible la calidad de vida mediante medicamentos que aumenten los niveles de dopamina en el cerebro, terapia física y ocupacional y cirugías en casos graves1,3.
Las consecuencias de la enfermedad son significativas para la calidad de vida del paciente, incluyendo discapacidad, necesidad de atención, depresión y ansiedad. También se observa en muchos casos que acaban padeciendo demencia1,4.
Parkinson’s disease is a neurodegenerative disorder that affects the nervous system chronically and progressively. It is the second most prevalent disease in the world and its prevalence has doubled in the last 25 years. Its main characteristics are due to the degeneration of nerve cells in a region of the brain that controls movement, which causes its 3 main symptoms: tremors, muscle rigidity and bradykinesia (slowness of movement). Another symptom that is a consequence of the above is problems in balance1,2,3.
The diagnosis of Parkinson’s disease is based on clinical evaluation of the patient’s symptoms and signs3.
It is a disease that has no cure, so treatment is based on reducing symptoms and improving quality of life as much as possible through medications that increase dopamine levels in the brain, physical and occupational therapy, and surgeries in severe cases1,3.
The consequences of the disease are significant for the patient’s quality of life, including disability, need for care, depression, and anxiety. It is also seen in many cases that they end up suffering from dementia1,4.