Raúl García Milán
Los profesionales de la intervención social son un colect¡vo especialmente expuesto al malestar y el sufrimiento emocional en el desanollo de su responsabilidad profesional, y lo son por distintos motivos.
En primer lugar, porque son su propio instrumento de trabajo, en primera persona y, por tanto, requieren de un elevado grado de exposición. En segundo lugar, por la proximidad y la permeabilidad que cualquier proceso vinculado a las profesiones de atención a las personas requiere para ser auténtico y transformador. En tercer lugar, por la necesaria y reiterada proximidad al malestar del otro. En cuado lugar, por la continua interacción con el ámbito emocional de las personas acompañadas y las inevitables resonancias con uno mismo.
Así pues, el profesional actúa como elemento de contención que ha de posibilitar la elaboración de procesos al otro mientras activa los suyos propios, en un espacio caracterizado por una alta inceñidumbre. También ha de saber manejarse en el baile de las distancias: una distancia suficientemente cercana para sentir próximo y dejarse sentir también, y suficientemente alejada para no caer en la trampa de la inacción y/o la confusión de roles. Este articulo pretende ser una pequeña reflexión sobre la situación de los profesionales en relación a su encargo cotidiano, a cómo desarrollan su rol y cómo construyen su identidad profesional y, en última instancia, como encuentran y construyen el sentido de la tarea en relación a estos parámetros.
Social intervention professionals are a group especially exposed to discomfort and emot:onal suffering in the development of their professional responsibility, and they are for different reasons.
First, because they are their own instrument of work, in the first person and therefore require a high degree of exposure. Secondly, because of the proxim¡ty and permeability that any process linked to the human care professions requires to be authentic and transformative. Thirdly, due to the necessary and repeated proximity to the discomfort of the other. Fourth, for the continued interaction with the emotional domain of the accompanied individuals and the inevitable resonances with oneself.
Thus, the professional acts as a containment element that must enable the preparation of processes tor the other while activating their own, in a space characterized by high uncertainty. You also need to know how{o drive-in distance dancing: a distance close enough to feel close enough to feel close enough, and far enough away to not fall into the trap of inaction and/or role confusion. This article is intended to be a small reflection on the professionals'situation in relation to their dayto-day assignment, how they develop their role and how they build their professional identity and ultimately how they find and build the sense of task in relation to these parameters.