Rocío Alfayate Guerra, M. Mauri Plana, Marta de Torre, Carlos Pardo, Antonio Miguel Picó Alfonso
Fundamento: Los recientes avances en la sensibilidad y especificidad de los inmunoanálisis hormonales y su progresiva automatización han introducido cambios en los laboratorios clínicos que obligan a replantear la necesidad de algunas pruebas funcionales endocrinas. El objetivo de este trabajo es determinar las concentraciones basales de cortisol que predicen una respuesta normal o patológica a la prueba de hipoglucemia insulínica (ITT). Sujetos y método: En un estudio retrospectivo hemos analizado la respuesta de cortisol a la ITT en 320 pacientes. Asimismo se ha analizado, mediante cálculo de unidades relativas de valor (URV), el impacto en el coste económico del uso de una nueva estrategia. Resultados: Ningún paciente con cortisol basal inferior a 6 µg/dl (13%) respondió a la prueba y aquellos con un cortisol basal mayor de 18 µg/dl respondieron en su totalidad (30%). Los restantes pacientes presentaron cortisol basal entre 6-18 µg/dl, de ellos el 39% respondió y el 16% no lo hizo. Se observó una buena correlación entre el cortisol basal y el pico de respuesta (r = 0,74; p < 0,0001). El coste de una ITT es de 131,6 URV frente a 17,8 URV del de cortisol. Conclusiones: Las concentraciones de cortisol basal inferiores a 6 µg/dl o superiores a 18 µg/dl hacen innecesaria la prueba de hipoglucemia insulínica. La medida de cortisol mediante métodos automatizados, con la consiguiente disminución del tiempo de respuesta, permite aplicar nuevas estrategias diagnósticas. Considerando que el coste económico de una ITT es 15 veces superior al de una determinación de cortisol, el ahorro que se puede generar es elevado.
Background: Recent advances in sensitivity and specificity of hormone immunoanalysis and their automatization have brought about changes in clinical laboratories that led us to review the need for some endocrine dynamic tests. The specific aim of this study was to determine the basal cortisol values predicting a normal or impaired response to the insulin hypoglycemia test (ITT). Subjects and method: We retrospectively analysed cortisol responses to ITT in 320 subjects. Moreover, we studied the impact the use of a new strategy has on economic cost, by means of a relative value unit (RVU) calculation. Results: No patient with a basal cortisol < 6 µg/dl (13%) responded to the test whereas all those with a basal cortisol > 18 µg/dl responded in full. The rest of patients exhibited a basal cortisol level between 6-18 µg/dl, 39% of them responding and 16% showing an inadequate response. Baseline and peak cortisol concentrations were strongly correlated (r = 0.74; p < 0.0001). The cost of ITT was 131.6 RVU as compared to 17.8 RVU for cortisol. Conclusions: Basal cortisol levels below 6 µg/dl or above 18 µg/dl make the test unnecessary. Cortisol measurement by automated methods, along with subsequent reduced assay times, allows us to apply new diagnosis strategies. Considering that the cost of ITT is 15 fold higher than that of single cortisol measurement, the potentially generated saving is significant.