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Coral Mouriño Rodríguez
Una de las mayores dificultades con las que nos encontramos los profesionales sanitarios es la falta de tiempo para acceder a la información y estar al día de los avances en cuidados, los abordajes clínico- terapéuticos y las líneas de investigación, así como de los resultados derivados de las investigaciones biomédicas.
El autoestigma se refiere al proceso en el cual las personas interiorizan estereotipos negativos asociados a la enfermedad mental, incorporándolos a su identidad. Este fenómeno puede manifestarse a través de la aceptación de prejuicios sociales, afectando a la autoestima y la autoeficacia de quienes lo experimentan. El autoestigma conlleva la creencia de que los demás despreciarán a la persona afectada o tendrán actitudes negativas hacia ella, lo que puede traducirse en dificultades para alcanzar metas y objetivos vitales. En última instancia, el daño causado por el autoestigma se extiende desde lo emocional hasta lo conductual, generando desánimo en la persecución de metas personales significativas1.
En estudios recientes realizados en Europa, se ha observado que entre el 36 y el 42 % de las personas con trastornos mentales graves muestran actitudes de autoestigmatización2. Otros estudios también han informado de resultados similares, indicando que más del 50 % de las personas diagnosticadas de esquizofrenia o trastorno psicótico experimentan niveles moderados o elevados de autoestigma.
Específicamente, los pacientes con trastornos mentales graves como esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno depresivo mayor son quienes han afrontado y sufrido más tanto el estigma como el autoestigma.
Esta sección pretende que, con su lectura rápida, pueda conocerse la evidencia científica disponible en torno al autoestigma en los trastornos mentales.
