Macià Tomàs i Salvà
En el contexto de la epidemia de cólera que alcanzó España en 1833, la documentación de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Palma de Mallorca entre 1832 y 1835 muestra la posición constante de esta corporación científica en cuanto a la contagiosidad de la enfermedad y las medidas a adoptar para frenarla.
Durante 1832 la academia de Palma defiende la hipótesis del contagio del cólera y las medidas aislacionistas para frenar su avance (cordones y cuarentenas). A partir de 1833 las academias de distrito peninsulares españolas rechazan el contagionismo y las medidas de incomunicación; en contraste, la academia de Palma mantiene su visión contagionista del cólera, aunque en sus informes pasa a aconsejar, además de las medidas de incomunicación, otras de higiene y salud pública.
A finales del verano de 1834 el cólera se introduce en Menorca. El cuerpo médico de la isla se divide entre partidarios de su origen endógeno y los que creen en su carácter importado. La Junta Superior de Sanidad de Menorca opta por el diagnóstico de cólera morbo endémico, lo que eximía del deber de adoptar medidas adicionales de aislamiento lesivas para la vida social, la industria y el comercio. La Real Academia de Medicina de Palma entró en el debate y expresó su convicción del carácter importado y contagioso del brote, que consideraba de cólera morbo indiano.
In the context of the cholera epidemic that reached Spain in 1833, the documents of the Royal Academy of Medicine and Surgery of Palma de Mallorca (RAMCPM) between 1832 and 1835 show the continual position of this medical corporation in terms of the contagiousness of cholera and the measures to stop it.
During 1832 the RAMCPM vigorously assumes the cholera contagion hypothesis and defends the use of isolationist measures (cordons and quarantine) to manage the threat; in 1833, while the peninsular academies begin to reject contagionism and isolation measures, the RAMCPM maintains its contagious vision of cholera, although its reports begin to recommend, in addition to confinement measures, others related to hygiene and public health.
At the end of the summer of 1834, cholera gets to Minorca. The island’s medical corps is divided between supporters of the endogenous origin of the disease and those who believe in its imported nature. The Junta Superior de Sanidad of Minorca finally opts for the diagnosis of endemic cholera: to label the nature of the disease as imported would have meant the need to adopt severe isolation measures, with harmful effects on social life, industry and commerce. On that occasion, the RAMCPM expressed its conviction of the imported and contagious nature of the epidemic outbreak, which it considered to be indian cholera.