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José Luis Tapia Huerta, Silvia Morelia Soto Molina, Maria Guadalupe Soto Molina
La diferencia entre docentes se ha estudiado desde la igualdad de las políticas educativas, el plan de estudio, los programas y la literatura propuesta, el manejo que se le da al espacio áulico hasta la forma como abordan los temas. Todo lo anterior se ha explicado a través de las concepciones y conductas asociadas a cada individuo, cuya evolución se lleva a cabo mediante un proceso que se realiza de forma más o menos consciente de reestructuración y construcción de significados, basado en la interacción y el contraste de otras ideas y experiencias, situadas dentro de la zona de desarrollo potencial de cada sujeto. Distintos autores coinciden en señalar que el pensamiento del profesor se define como el conjunto de procesos lógicos acerca de la enseñanza que vincula las teorías implícitas y la práctica pedagógica, es decir, el pensamiento del docente reflexivo se encuentra permeado por aspectos, llamados representaciones, que carecen de accesibilidad a la conciencia, lo que les confiere una apariencia de realidad que elimina toda sensación del hombre de la calle sobre el mundo, estas representaciones se consideran implícitas, porque en la mayoría de los casos no es algo que el docente realice de forma explícita o puede verbalizar, incluso en ocasiones ni siquiera son reconocidas por quien las pone en práctica, tomando en cuenta que son un saber-hacer que se movilizan dependiendo del contexto y las necesidades.
