Olga Giovanna Valderrama Rios
Los profesionales enfermeros enfrentamos un desarrollo vertiginoso en el campo de la tecnología, estos avances muy importantes contribuyen a mejorar el cuidado, sin embargo, el cuidado debe estar enmarcado dentro del contexto de la bioética,1 teniendo en cuenta las actitudes y el compromiso moral del cuidar. Desde que los seres humanos tienen uso de razón, han perfeccionado sus habilidades y su conocimiento, descubriendo cosas nuevas, creando e innovando, y es así que el uso de la tecnología en los servicios de salud forma parte de nuestras vidas.2 En tal sentido, estamos inmersos en un mundo tecnificado y su uso adecuado es en beneficio de la persona cuidada, por lo que es importante la revisión ética del cuidado donde aflore la actitud del cuidar y el respeto de la dignidad humana. «Cuidar es una actitud, en tal sentido, es un momento de esmero hacia la persona cuidada. Por lo que, la actitud es traducido en preocupación, y de pacto afectivo con el otro».3 El cuidado existe desde que se inicia la humanidad, los seres humanos hemos sido cuidados y, por lo tanto, practicamos el autocuidado. Por lo que, el cuidado en la asistencia sanitaria es un fenómeno único en el cual hay una interacción recíproca entre el profesional y el paciente, sin olvidar que la esencia de este es el respeto a la vida y forma parte del mundo que nos rodea. El sistema sanitario continúa afrontando la grave crisis de salud ocasionada por la actual pandemia por COVID-19, la que trajo incertidumbre y miedo en el personal sanitario, y especialmente en los profesionales de enfermería, donde la sobrecarga laboral, la falta evidente de elementos de protección personal, así como la falta de dispositivos médicos para la atención de pacientes críticos ocasionó estrés e impotencia.4 A pesar del problema sanitario que nos deja lecciones aprendidas, se debe rescatar el lado humano, para que la belleza predomine sobre el caos y el uso de la tecnología dura bien utilizada sea útil para brindar un cuidado humanizado.