Ana Belén Salamanca Castro
La salud mental es fundamental para el bienestar y para tener una vida plena; de hecho, el bienestar es un aspecto nuclear para definir la salud según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que el bienestar parece que se presenta como una suerte de estado ideal, de objetivo a alcanzar para que una persona pueda ser considerada sana. No obstante, cabría preguntarse: ¿existe un solo bienestar?, ¿podemos considerar que existe una situación meta, denominada bienestar, que sea universal?, incluso podríamos plantearnos: ¿son universales los aspectos que definen aquello que denominamos calidad de vida? La importancia de la definición de salud de la OMS radica en la inclusión del término bienestar y, consecuentemente, enfatizar la subjetividad. Fue probablemente este mayor protagonismo del bienestar y lo que significa lo que ha motivado la evolución hacia una atención sanitaria centrada en el paciente y en la atención sanitaria basada en valor, donde la medición de resultados en salud reportados por el paciente y de la experiencia del paciente son métricas clave para evaluar la calidad asistencial. Ambas mediciones recogen información sobre la perspectiva de los pacientes y ambas permiten valorar no solo la calidad de vida sino el impacto que la enfermedad y los tratamientos en la vida diaria de nuestros pacientes. Nos permiten “oír la voz de nuestros pacientes” a través de datos clínicos.
Mental health is essential for wellbeing and for having a full life; actually, wellbeing is a nuclear element to define health according to the World Health Organization (WHO), where wellbeing seems to be a kind of ideal state, a sort of objective to achieve so that a person could be considered as healthy. Nevertheless, we could wonder: Is there a unique wellbeing?, could we consider there exist a universal goal situation, called wellbeing? The importance of the WHO definition of health lies on the inclussion of the term wellbeing and, therefore, to emphasize. It was probably this higher protagonism of wellbeing and what it means what has motivated the evolution towards a patient-centered health attention and value-based attention, where the patient-reported outcomes measures and the patient-reported experience measurement are key metrics to assess quality of care. Both measurements gather information about patient views and both of them allow us to asses not only quality of care but also the impact of illness and treatments in our patient’s daily life. They provide us “to hear our patient’s voice” throught clinical data.