Saifur Rahman Chowdhury, Humayun Kabir, Dipak Chandra Das, Mahfuzur Rahman Chowdhury, Mahmudur Rahman Chowdhury, Ahmed Hossain
Objetivos:
Investigar la prevalencia de violencia laboral y sus factores asociados entre enfermeras registradas bangladesíes.
Antecedentes:
La violencia laboral es prevalente entre enfermeras, particularmente, en países en desarrollo. Sin embargo, el problema nunca se ha examinado en las enfermeras bangladesíes.
Métodos:
Entre el 26 de febrero y el 10 de julio de 2021, se realizó esta encuesta transversal en la que participaron 1264 enfermeras registradas. La violencia laboral fue determinada por la Escala de Violencia Laboral (EVL). Se ajustó un modelo de regresión logística multivariable para encontrar los factores asociados con la violencia laboral. Este estudio cumple con la lista de verificación EQUATOR (STROBE)1.
Resultados:
De las 1264 enfermeras, 885 (70 %) informaron haber estado expuestas a violencia laboral en el año anterior. Trescientas veinticuatro (324; 25.6 %) enfermeras señalaron violencia física, mientras que 902 (71.4 %) indicaron violencia no física. Según el modelo de regresión logística multivariable, los enfermeros varones, las enfermeras de la división de Sylhet en el departamento de urgencias, aquellas que trabajaban más horas y las que no habían recibido formación para hacer frente a la violencia laboral, eran propensas a sufrir violencia física. Además, el personal de enfermería de los hospitales públicos y sin formación para abordar la violencia laboral estaban más predispuesto a la violencia no física. Las enfermeras que no habían estado proclive a la violencia laboral estaban satisfechas con su trabajo actual, pero las que se manifestaban insatisfechas y tenían la intención de cambiar de empleo.
Conclusiones e implicaciones para la enfermería y la política sanitaria:
La alta prevalencia de violencia laboral subraya las condiciones laborales actuales de las enfermeras, particularmente malas en los hospitales públicos y los departamentos de urgencias. Además, la pandemia del COVID-19 ejerció una presión sin precedentes sobre todo el sistema sanitario y causó diversas dificultades a los trabajadores sanitarios. Para desarrollar un entorno de práctica de violencia cero, las autoridades sanitarias deberían implementar intervenciones políticas. El personal de atención sanitaria debería ser orientado para tratar con más éxito a los pacientes y los colegas de trabajo para crear un entorno laboral positivo.