Jordi Torralbas Ortega
El trastorno del espectro autista (TEA) es una alteración neurobiológica que afecta a la forma en que una persona percibe, interactúa y se comunica con el mundo que le rodea. El término espectro autista se utiliza porque abarca una amplia gama de síntomas, habilidades y niveles de discapacidad, que varían de una persona a otra. Predominantemente, las dificultades en la interacción social, la comunicación, las alteraciones sensoperceptivas, los superintereses y la comorbilidad suelen estar presentes en muchas personas con autismo.
Las enfermeras pueden ser profesionales clave en la observación y seguimiento para el diagnóstico temprano y en el tratamiento de las personas con TEA. Las intervenciones multidisciplinarias centradas en la mejora de la autonomía y la seguridad pueden constituir una piedra angular en el crecimiento de las personas con problemas del desarrollo.
La formación se erige como punto clave para facilitar la adaptación profesional a las necesidades de las personas con autismo. No podemos olvidar que la investigación en cuidados individualizados, centrados en sus requerimientos, puede facilitar de forma importante la adaptación a una sociedad que requiere de mayor flexibilidad ante las conductas y capacidades diversas. En este aspecto, las enfermeras tenemos el deber de proporcionar información y educación a la sociedad para conseguir la integración e inclusión de las personas con TEA en todos los ámbitos sociales, que sensibilicen de las especiales necesidades de estas personas y sus familias.