Miriam Leñero Cirujano
En los últimos años, el humor y la risa se han enmarcado como importantes estrategias para la mejora del bienestar físico, psíquico y social, contribuyendo, así, al cui- dado holístico de la persona. Mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés, la ansiedad o la depresión, fomentar las relaciones sociales, disminuir la percepción del dolor o favorecer el afrontamiento ante situaciones difíciles son algunos de los beneficios que se han descrito en la literatura científica a propósito de estas herramientas de cuidado. Concretamente, el humor aparece clasificado como intervención enfermera en la Clasificación de Intervenciones de Enfermería, en el dominio 3 «conductual» y clase R «ayuda para el afrontamiento». Su inclusión en los planes de cuidados requiere de una exhaustiva valoración inicial, teniendo en cuenta el contexto social y cultural de la persona, así como una reevaluación de su pertinencia e idoneidad en función de las circunstancias que acontecen en ese momento. La formación en el empleo del humor como intervención enfermera es un pilar fundamental para conseguir el éxito que se espera con la aplicación de esta intervención en los cuidados de enfermería. Por tanto, la integración del humor como intervención enfermera en los planes de cuidados puede ofrecer importantes beneficios, afectando positivamente no solo a la relación terapéutica enfermera-paciente-entorno, sino también aportando efectos positivos, de forma individual, a cada uno de los miembros de esta relación interpersonal.