Jaime Cala Vecino
Introducción. En la actualidad, los países más pacíficos y socialmente avanzados o desarrollados son aquellos que han invertido o invierten más puntos porcentuales del Producto Interno Bruto para garantizar el desarrollo y disfrute de la niñez (Noruega, Eslovenia, Finlandia, Países Bajos y Suecia), según el índice de peligro para la niñez. Éste artículo busca reflexionar sobre las situaciones que han generado una deuda histórica a la infancia y una desventajosa asimetría entre esta y la persona adulta. Esto genera en un futuro graves problemas de carácter social, moral, ético, político y laboral. Temas de la reflexión. Es pertinente reconocer que el objetivo final del desarrollo socioeconómico de un país es alcanzar una paz estable y duradera; una sociedad en la que el hombre no sea enemigo del hombre, que respete el entorno ambiental y se prevean y atenúen al máximo los peligros y desastres naturales. Para esto, es necesario formar hombres y mujeres encargados de construir y mantener este estado social. Garantizar la salud, la educación, el disfrute y el desarrollo pleno de la infancia es asegurar este objetivo. La inversión en la niñez es, tal vez, el factor más importante para generar el desarrollo global de un país. James Heckman, premio Nobel de economía, ha realizado investigaciones que demuestran que no hay otra inversión, socialmente válida, mejor que la que se hace en la infancia. La rentabilidad estaría dada, entre otras cosas, por el grado de escolaridad alcanzado, emprendimiento, vinculación y rendimiento laboral, disminución de los subsidios, disminución de la delincuencia y aumento en la recaudación de impuestos. Estos resultados son válidos no solo para los Estados Unidos, sino que, lógica y racionalmente, se pueden extrapolar a cualquier país del mundo. Conclusiones. La inversión generosa en la infancia es el hecho más importante en la prevención de la guerra y construcción de la paz. Un acompañamiento cuidadoso y amoroso de los niños en el que se satisfagan sus necesidades esenciales de afecto, salud, educación, alimentación, vivienda y recreación fructificará en hombres y mujeres más resilientes, en los que la empatía, la generosidad, la solidaridad, la seguridad y la confianza disiparán la necesidad de transformar la competencia y agresividad naturales en violencia. [Cala-Vecino J. Es preciso reconocer nuestra deuda con la infancia. MedUNAB. 2018;21(2):69-76. doi:10.29375/01237047.3451]
Introduction. Currently, the most peaceful and socially advanced or developed countries are those that have invested or invest more percentage points of the Gross Domestic Product to ensure the development and enjoyment of childhood (Norway, Slovenia, Finland, Netherlands and Sweden), according to the child risk measure. This article aims to reflect on situations that have given rise to a historical debt to childhood and a disadvantaged asymmetry between the child and the adult. This gives rise to serious future issues on the social, moral, ethical, political and labor levels. Topics of reflection. It is appropriate to recognize that the ultimate goal of a country’s socioeconomic development is to achieve stable, lasting peace; a society in which there are no enemies, people respect the environment, and anticipate and mitigate natural disasters and hazards as much as possible. To do so, it is necessary to educate men and women responsible for building and maintaining this social state. Ensuring the health, education, enjoyment and full development of children secures this purpose. Investment in childhood is perhaps the most important factor to bring about the overall development of a country. James Heckman, awarded the Nobel prize in Economics, has conducted research that shows there is no socially valid investment better than the investment in childhood. Profitability would be given, among other things, by the level of education achieved, entrepreneurship, employment and job performance, a decrease in subsidies and crime, and an increase in tax collection. These results are valid not only for the United States, but can logically and rationally be extrapolated to any country in the world. Conclusions. A generous investment in childhood is the most important element in preventing war and building peace. Caring and loving support of children in which their essential needs of affection, health, education, food, housing and recreation are satisfied will pay off in more resilient men and women, in whom empathy, generosity, solidarity, security and confidence will dissipate the need to turn natural aggressiveness and competition into violence. [Cala-Vecino J. It is necessary to acknowledge our debt to childhood. MedUNAB. 2018;21(2):69-76. doi:10.29375/01237047.3451]