El gran demanda por servicios disponibles gracias a la virtualización, exigen mayor poder de cómputo en los datacenters. El remplazo de servidores convencionales por servidores de alta densidad demanda un mayor consumo de energía eléctrica y genera mayor disipación de calor. El tratamiento inadecuado del calor es un riesgo para la operatividad de los Datacenters.