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La catatonia se considera un síndrome neuropsiquiátrico infratratado e infradiagnosticado, que presenta buen pronóstico si se trata de forma precoz, evitando complicaciones y riesgo vital. Se estima una prevalencia de catatonia del 9,2 %, siendo frecuente tanto en enfermedades médicas (neurológicas y no neurológicas, intoxicación por fármacos y sustancias), como en las psiquiátricas (esquizofrenia, depresión). Precisa de una aproximación multidisciplinaria para afinar el diagnóstico etiológico. El trata- miento de primera elección son las benzodiacepinas y la terapia electro- convulsiva; paralelamente y no de forma menos importante, los pacientes precisan de cuidados de enfermería intensivos debido a las complicaciones derivadas de la inmovilidad prolongada en el tiempo, y la imposibilidad de hidratarse y alimentarse el propio paciente. Otros riesgos deri- vados a nivel autonómico son la deshidratación, la broncoaspiración, la trombosis venosa profunda, la embolia pulmonar, las contracturas mus- culares, la insuficiencia renal y la rabdomiólisis, las úlceras por decúbito, la pérdida de peso, los déficits nutricionales, las alteraciones hidroelectrolíticas y las infecciones urinarias.
Se expone el caso clínico de un paciente de 54 años con diagnóstico de esquizofrenia de años de evolución y discapacidad intelectual del 70 %. Actualmente, presenta un cuadro de catatonia que aparece de forma aguda días después de la muerte de su madre por enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19; del inglés, coronavirus disease 2019). Se describe el caso y se explican sus características, las intervenciones de enfermería que se llevaron a cabo y la evolución que presentó.
