Zaragoza, España
El pioderma gangrenoso periostomal (PGP) es un trastorno inflamatorio, con baja incidencia y de difícil tratamiento. Se asocia a enfermedades inflamatorias intestinales y se presenta en la colitis ulcerosa entre el 1 y el 10% de los casos, y en la enfermedad de Crohn por debajo del 2%.
Las lesiones típicas del PGP se producen en la zona cubierta por el dispositivo adhesivo presentándose en forma de nódulos eritematosos si es profundo, o con vesículas y pústulas si es superficial. Estas lesiones son propensas a ulcerarse rápidamente produciendo ulceraciones a partir de 10 mm de diámetro.
El paciente manifiesta dolor y sangrados, ocasionándole gran disconfort y necesidad de cambios frecuentes de dispositivo, lo que llega a condicionar un empeoramiento y la aparición de úlceras secundarias.
Con frecuencia el diagnóstico se realiza basándose en la sintomatología, ya que los análisis de anatomía patológica y analíticos no aportan suficientes datos sobre la etiología de las ulceraciones. Es necesario hacer una biopsia de la zona para descartar otras patologías, como la vasculitis necrotizante, y cultivos de la herida para instaurar el tratamiento adecuado, ya que la infección contribuye a mantener o empeorar la herida.
Para aplicar el tratamiento hay que tener en cuenta la enfermedad sistémica asociada, pudiendo responder a los corticoides. El tratamiento es largo, con un promedio de ocho meses de duración.
Peristomal pyoderma gangrenosum (PGP) is an inflammatory disorder with a low incidence and is difficult to treat. It is associated with inflammatory bowel diseases and occurs in ulcerative colitis between 1 and 10% of cases, and in Crohn’s disease in less than 2%.
The typical PGP lesions occur in the area covered by the adhesive device, presenting as erythematous nodules if it is deep or with vesicles and pustules if it is superficial. These lesions are prone to ulcerate rapidly, producing ulcerations from 10 mm in diameter.
The patient manifests pain and bleeding, causing great discomfort and the need for frequent changes of the device, which leads to a worsening and the appearance of secondary ulcers.
Diagnosis is often made on the basis of symptoms, since pathological and laboratory analyzes do not provide sufficient data on the etiology of ulcerations. It is necessary to do a biopsy of the area to rule out other pathologies, such as necrotizing vasculitis, and cultures of the wound to establish the appropriate treatment, since the infection contributes to maintaining or worsening the wound.
To apply the treatment, the associated systemic disease must be taken into account, being able to respond to corticosteroids. Treatment is long, lasting an average of eight months.