La manometría esofágica, tal y como hoy se conoce, es una técnica que sirve para estudiar la motilidad del esófago. Es el procecimiento más adecuado para el estudio de este órgano, junto con la endoscopía y la radiología. Los primeros trabajos realizados proceden del año 1883 en que Kronecker y Meltzer usaron pequeños balones parcialmente hinchados para registrar los fenómenos motores, desde 1959 se usan los catéteres con perfusión constante para obtener trazados más fieles a la realidad; en la actualidad se tiene acceso a modernos equipos de traducción distal.