Aunque en el deporte en general, y en los deportes de contacto y de velocidad especialmente, existe un riesgo de sufrir traumatismos craneoencefálicos por mecanismos ligados al propio deporte o por otros mecanismos accidentales, las estrategias de prevención pueden reducir de forma importante su incidencia, intensidad y daño estructural y funcional. Estas medidas abracan un amplio espectro, desde la educación en valores de los deportistas hasta los cambios en los reglamentos deportivos o el uso de protecciones o de materiales utilizados en el deporte.