Antonio José Reina-Caro, Manuela Velázquez Barrios, Desire Díaz Jiménez
El pinzamiento tardío de cordón es un proceso que habitualmente no se lleva a cabo en partos pretérminos por la necesidad de valoración pediátrica. Por ello reiteramos la importancia de difundir los beneficios de esta técnica en este tipo de partos, siempre que las complicaciones no superen los beneficios de la práctica citada anteriormente.
Hasta que el cordón es pinzado, existe un traspaso de sangre de la placenta al recién nacido. Este proceso es un mecanismo natural, por lo que la sangre que queda en la placenta al realizar el pinzamiento precoz, es sangre que estamos impidiendo que llegue al recién nacido.
El volumen de sangre del que hemos hablado anteriormente puede llegar a ser muy importante debido a su alto contenido en hierro. Este fenómeno va a aumentar sensiblemente las reservas de este mineral en el primer año de vida y prevenir el déficit de hierro. Este hecho es beneficioso ya que la carencia de hierro podría provocar trastornos en el desarrollo del niño (lenta maduración del sistema nervioso e inmunológico, apatía, retraso de la función mental y disminución de la capacidad física y mental de adulto), y se ha demostrado que tratamientos posteriores no pueden resolver esta alteración.
No está establecido el momento de pinzar el cordón de forma tardía que aporte mayores beneficios. Existen revisiones que sugieren retrasarlo entre 60-180 segundos desde el nacimiento.
Hay evidencia científica que corrobora que este procedimiento disminuye la necesidad de transfusiones posteriores, menor incidencia de anemia, disminución en la aparición de enterocolitis necrotizante y lo que es más importante, una disminución de casi el 50% en la tasa de hemorragias ventriculares.
Se defiende el pinzamiento tardío por ser un mecanismo natural que aporta al recién nacido pretérmino un volumen de sangre adecuado para la perfusión de pulmones, intestinos, riñones y piel, sustituyendo las funciones que realizaba la placenta en el vientre materno.
Late cord clamping is a process that is not usually carried out in preterm deliveries because of the need for pediatric assessment. Therefore, the importance of spreading the benefits of this technique in this type of births, provided that the circumstances allow it.
Until the cord is pinched, there is a transfer of blood from the placenta to the newborn. This process is a natural mechanism, so the blood that remains in the placenta when performing early impingement, is blood that we are preventing it from reaching the newborn.
The volume of blood discussed above can be very important because of its high iron content. This phenomenon will significantly increase the reserves of this mineral in the first year of life and prevent iron deficit. This fact is beneficial since the lack of iron could cause disorders in the development of the child (slow maturation of the nervous and immune system, apathy, delay of the mental function and decrease of the physical and mental capacity of adult), and it has been demonstrated what later treatments can not solve this alteration.
It is not established the moment to clamp the cord in a delayed manner that provides greater benefits. There are reviews that suggest delaying it between 60-180 seconds. There is scientific evidence to corroborate that this procedure reduces the need for subsequent transfusions, lower incidence of anemia, decrease in the occurrence of necrotizing enterocolitis and, more importantly, a decrease of almost 50% in the rate of ventricular hemorrhages.
Late clamping is defended as it is a natural mechanism that provides the newborn with a blood volume suitable for the perfusion of lungs, intestines, kidneys and skin, replacing the functions performed by the placenta in the uterus.