Eva Buller Viqueira, Débora María Ortega Moreno, Cristina Gutiérrez Alonso
• Las infecciones de transmisión sexual (ITS) suelen ser asintomáticas y pueden provocar complicaciones si no se identifican y tratan a tiempo. Confirmar una ITS exige la detección de otras por el elevado riesgo de coinfección.
• Primero se debe realizar una anamnesis en la que se evaluará el riesgo de infección según la conducta sexual del paciente y otros factores de riesgo. Posteriormente mediante la anamnesis y la exploración física, se indagará sobre la existencia de sintomatología y, en el caso de que esta exista, se atenderá a sus características y a su cronología de inicio desde la relación de riesgo.
• La presentación clínica se clasifica en: uretritis y cervicitis; proctitis, colitis y enteritis; vulvovaginitis y balanopostitis; orquiepididimitis; enfermedad inflamatoria pélvica; enfermedades ulcerativas y hepatitis.
• Si estamos ante una relación de riesgo, debemos realizar un cribado serológico en todos los casos de Treponema pallidum (T. pallidum), virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), virus hepatitis B (VHB) y virus de la hepatitis C (VHC) con los fines de descubrir una infección que está cursando de forma asintomática, para descartar coinfecciones o para identificar la entidad sospechosa causante de la clínica compatible con ITS.
• Además de la prueba de cribado, debe tenerse en cuenta el sexo del paciente y el tipo de relaciones de riesgo para obtener muestras de otras localizaciones.
• Cuando se diagnostica de una ITS, se tratará al paciente y a sus parejas sexuales. También deberá llevarse a cabo un seguimiento microbiológico que nos confirme que el paciente se encuentra libre de infección.