• El enfoque médico-rehabilitador en la atención a la dependencia debe ser sustituido por el enfoque social.
• La pérdida de funcionalidad no implica necesariamente la de autonomía.
• La democracia de los cuidados asume que la organización social debe priorizar los cuidados y que su provisión debe garantizar la equidad en las cargas y avanzar hacía organizaciones sin ánimo de lucro.
• Es posible la complementariedad de los cuidados domiciliarios y los institucionalizados.
• La financiación de los cuidados de larga duración es muy insuficiente en España.