Enrique González Revuelta, Héctor Lago Gancedo, Borja Camacho Montes, Sofía Leiva, Marta Iglesias Vela, Jesús Seco Calvo
INTRODUCCIÓN. La infección por SARS-CoV-2 ha presentado una alta frecuencia de episodios tromboembólicos como complicación. Sin embargo, los efectos ya superada la fase aguda continúan siendo un interrogante, desconociéndose si el efecto protrombótico persiste.
MATERIAL Y MÉTODO. Estudio de casos y controles que definió como casos los tromboembolismos atendidos en urgencias hospitalarias entre el 1 noviembre de 2020 y el 31 de marzo de 2021. Se comparó con una serie de controles seleccionados entre las consultas a urgencias en el mismo periodo con el fin de conocer, atendiendo al antecedente de COVID-19, el riesgo protrombótico de la misma. Finalmente, se realizó un modelo predictivo sobre estos episodios mediante regresión logística binaria.
RESULTADOS. Se seleccionaron 179 casos y 390 controles. La mayoría de los casos se debieron a accidente cerebrovascular y síndrome coronario agudo (30,2 y 21,2%, respectivamente) y 17 (9,5%) presentó antecedente de COVID-19 superada recientemente. De los 390 controles, 35 (8,9%) había padecido la infección. Estos datos arrojaron una OR de 1,064 (IC 95% de 0,58-1,96), así como un modelo de escaso poder predictivo (R2 = 0,028). El tamaño del efecto fue pequeño en todas las variables del modelo, si bien en la gravedad con la que se padeció la COVID-19, el tamaño del efecto fue medio (0,2).
CONCLUSIONES. El riesgo protrombótico en pacientes que ya han superado la enfermedad por COVID-19 no es significativamente mayor. Su manejo clínico no exigiría de anticoagulación profiláctica durante periodos prolongados.
BACKGROUND. SARS-CoV-2 infection is associated with a high incidence of thromboembolic complications. However, whether or not a prothrombotic state persists after recovery is unknown.
MATERIAL AND METHODS. We undertook a case-control comparison of records from November 1, 2020, to March 31, 2021. Case records for patients treated for thromboembolic episodes in hospital emergency departments were selected; control patients were treated for other conditions in the same period. We recorded whether or not case and control patients had a history of recovery from COVID-19. Bivariate logistic regression was used to explore risk.
RESULTS. Records for 179 cases and 390 controls were selected. A majority of case patients had cerebrovascular stroke (30.2%) or acute coronary syndrome (21.2%). Only 17 cases (9.5%) and 390 controls (8.9%) had recently recovered from COVID-19. These data suggest an odds ratio of 1.064 (95% CI, 0.58-1.96) for COVID-19 exposure as a predictor of thromboembolic episodes, although the model was underpowered (R2 = 0.028). The effect size was small for all variables, although the effect size for severity of SARS-CoV-2 infection was higher (0.2).
CONCLUSIONS. Our findings show that patients who have recovered from COVID-19 do not have a significantly higher risk of thromboembolic events than patients who have not recently recovered from this infection. Patients with a recent history of COVID-19 do not need to receive preventive anticoagulant treatment for longer periods than other patients.